FRESNILLO. Mientras algunas familias ven en el trabajo infantil una forma de aprendizaje o supervivencia, las autoridades buscan generar conciencia sobre los riesgos y ofrecer alternativas a través de programas de apoyo, aunque estos sean limitados, señaló Adriana Troncoso Carrillo, titular del programa Trabajo Infantil y Grupos Étnicos del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (SMDIF).
Refirió que la dependencia mantiene un programa de becas estatales, pero el alcance es limitado, pues actualmente solo 20 niños reciben apoyo, el cual consiste en 1 mil 600 pesos al mes, además de despensas mensuales, desayunos escolares, atención médica y asesoría jurídica.
Anteriormente, destacó, también existía un programa de becas municipales que beneficiaba a 50 pequeños con un monto de 3 mil pesos al mes, pero fue suspendido desde el trienio pasado, por ello “hemos solicitado su reactivación y esperamos una respuesta favorable”.
Aunque aclaró que el reto principal sigue siendo ampliar la cobertura de estos programas y lograr un mayor compromiso por parte de las familias, garantizando así los derechos y la protección de los menores.
Troncoso Carrillo reconoció que el trabajo infantil no ha tenido un crecimiento en recientes semanas, aunque aseveró que se identificó un incremento estacional, sobre todo cuando inicia la actividad agrícola.
“Este fenómeno se observa principalmente después de marzo y en el transcurso de la temporada agrícola, cuando algunas familias deciden quedarse en la ciudad y buscan maneras de generar ingresos”, expuso.
LUGARES MÁS FRECUENTES
El trabajo infantil sigue siendo una problemática en las ladrilleras y en los cruceros de la ciudad, reconoció Adriana Troncoso.
Explicó que en las primeras “es una realidad que persiste, ya que algunas familias viven en estos espacios y consideran la actividad como una enseñanza formativa para sus hijos y aunque tratamos de explicarles los riesgos que implica, a veces hay cierta renuencia por parte de los padres.
“[Es así que] la exposición a sustancias dañinas y las duras condiciones laborales preocupan a las autoridades”, expuso la titular del programa Trabajo Infantil y Grupos Étnicos.
Detalló que actualmente se identificó la presencia constante de aproximadamente cuatro adolescentes y seis niños en estos espacios. Algunos acuden solo los fines de semana, pero hay pequeños que trabajan todos los días.
En un caso particular, explicó, se detectó a un menor en situación de violencia y consumo de sustancias, por lo que se tomó acción a través de la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes, quien quedó a cargo del caso.
LOS CRUCEROS, UN GRAN PROBLEMA
En el relleno sanitario se lograron implementar medidas más estrictas para evitar el ingreso de menores de edad, pues “afortunadamente, el encargado nos ha brindado apoyo para restringir por completo el acceso”, destacó la funcionaria local.
Señaló que se identificaron a niños que permanecen en vehículos estacionados fuera de la malla de seguridad mientras sus padres trabajan dentro.
“Aunque no están expuestos directamente a los peligros del basurero, las condiciones climáticas y otros factores representan un riesgo para su bienestar”, aseveró.
Mientras que en los cruceros persiste la presencia de niños y adolescentes que trabajan limpiando parabrisas, vendiendo productos o pidiendo dinero.
“Hay momentos en los que estos espacios están libres, pero luego llegan nuevas familias locales o indígenas que se niegan a retirarse”, indicó Troncoso Carrillo.
Explicó que actualmente identificaron la permanencia de tres o cuatro familias numerosas en los cruceros, lo que hace que su presencia sea más visible.
Mencionó que en estos casos uno de los principales desafíos es la falta de información, ya que muchas de estas familias instruyen a sus hijos para que no proporcionen datos personales, dificultando la posibilidad de realizar visitas domiciliarias o brindar apoyo directo.