México.- Científicos universitarios investigan el origen del epazote y su diversidad genética de esta especie conocida en México como condimento en la cocina regional y planta medicinal.
Los investigadores Daniel Piñero, del Instituto de Ecología y Rafael Lira, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, informaron que realizan el estudio de esta planta, eficaz para contrarrestar parásitos intestinales.
En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicaron que en principio, se piensa que es una planta mexicana, porque tiene un nombre derivado del náhuatl (epazotl, hierba olorosa), que se utiliza desde tiempos prehispánicos y al parecer es el país donde más se usa.
Se distribuye desde Norteamérica hasta Sudamérica, aunque se considera que las poblaciones al norte son introducidas, mientras que las del sur son nativas y es naturalizada en las regiones tropicales y cálido-templadas, agregaron.
También se propone que su distribución se extendió debido a la acción humana, pero ninguna de esas hipótesis está fundamentada en estudios modernos, dijeron.
“No sabemos si se trata de una planta domesticada o no, es decir, si se ha realizado ese proceso que filtra algunos atributos para dejar otros que son de interés para los humanos. La idea es encontrar eso”, señaló Lira.
Mencionó que es complicado saber si su reparto en el continente se debe a variaciones que le permiten soportar una gama de climas o a que los humanos, sin tener conciencia de ello, generaron condiciones para que crezca sin cultivarla, con tan sólo abrir caminos o seleccionar variantes más resistentes.
Para Daniel Piñero su distribución continental es natural; para Lira, es antropogénica. “Tenemos dos hipótesis que vamos a tratar de corroborar”, reiteraron.
Mencionó que hay quien ha reconocido variedades y subespecies; para los universitarios se trata de una sola, con variabilidad, pero eso también será verificado.
Para ello, en la indagación, que tendrá una duración de dos años, se realizará un análisis sobre la variabilidad de la especie tanto morfológica como genética, y se estudiarán redes de haplotipos, es decir variantes en las secuencias de ADN.
La investigación morfométrica permitirá evaluar las propuestas taxonómicas sugeridas para esta especie, ya sea en subespecies, variedades o formas.
Aunque la información morfológica es la más importante en la que se basan estas clasificaciones, la combinación de este tipo de datos con información genética, reproductiva y de algún otro tipo, así como el uso de métodos analíticos diversos es lo que aporta los mejores resultados.
Esta combinación ha sido utilizada para implementar el término de gene pool o acervo genético, basado en el concepto de especie biológica y ha sido aplicado para representar mediante un esquema de clasificación, las distintas relaciones existentes entre las plantas domesticadas y sus parientes silvestres, explicaron los científicos.