VILLANUEVA. Catorce presuntos delincuentes abatidos y el rescate de una persona que estaba privada ilegalmente de la libertad fue el saldo de un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y civiles armados ocurrido este martes, en la carretera que conecta las cabeceras municipales de El Plateado de Joaquín Amaro y Villanueva, en una zona serrana a la altura de la comunidad La Encarnación.
El intercambio de balas comenzó cerca de las 14 horas y se prolongó hasta pasadas las 16.
Los helicópteros Black Hawk y El Cuervo, de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), respondieron a la agresión desde el aire. Mientras en tierra, agentes de la Fuerza de Reacción Inmediata Zacatecas (FRIZ) y del Grupo Operativo Rural de Zacatecas (Goruz) de la Policía Estatal Preventiva (PEP) desplegaron un operativo.
Varios automovilistas que circulaban en la carretera El Plateado-Villanueva quedaron atrapados de un lado y otro, mientras elementos de seguridad devolvían las balas que parecían resonaban por todas partes.
La situación se tornó complicada por una hora. Policías descendieron de las patrullas para perseguir a los agresores que huían entre los matorrales. La zona se mantuvo insegura y con balazos esporádicos, esto como parte del operativo en afán de encontrar a los atacantes.
Según fuentes oficiales, la balacera comenzó en la comunidad El Chique, en Tabasco, para seguir la persecución hasta el punto de Villanueva.
UN CAMPO DE BATALLA
El arroyo de La Boquilla, ubicado sobre una curva pronunciada rumbo a comunidad La Encarnación, se convirtió en un campo de batalla.
Decenas de elementos en tierra y que sobrevolaban dos helicópteros repelían las balas de los atacantes que se atrincheraron sobre el cauce del arroyo.
El calor arreciaba sobre el tramo entre El Plateado y Villanueva, alrededor de las 14:25 horas; automovilistas que se dirigían hacia el primer municipio, hicieron señales desesperadas con las manos y encendieron las luces de sus vehículos en signo de alarma.
Metros adelante, rumbo a Villanueva, se observó una camioneta varada al pie de carretera, descompuesta; eso se suponía era la emergencia.
En escena aparecieron, después de una curva pronunciada que conduce al arroyo de La Boquilla, el par de helicópteros, patrullas y, en el ambiente, el estruendo causado por ráfagas que volaban desde el fondo del barranco hacia la carretera donde se concentraron los elementos de seguridad.
Desde el Black Hawk y El Cuervo, aeronaves de la SSP, los efectivos disparaban al fondo del arroyo, ahora seco porque no ha llovido. Un par de policías del Goruz se resguardaba sobre la patrulla, mientras buscaban la oportunidad de repeler la agresión.
Horas después, las autoridades dieron a conocer que la persecución comenzó en la comunidad El Chique y llegó hasta Villanueva, donde los civiles armados pretendían, por estrategia, desaparecer en la zona serrana.
El ambiente como el clima se tornaban calientes, con el tiroteo que no paraba y el Sol pegando a plomo sobre el sitio.
UNA ETERNIDAD
La balacera pareció durar una eternidad para los automovilistas que quedaron varados en medio.
Aquí y allá, en tierra y desde el aire, los policías pronto fueron reforzados en número, tanto de patrullas como de elementos de diversas corporaciones, como la PEP, el Goruz y, una hora más tarde, también el Ejército Mexicano.
Durante hora y media ni uniformados ni delincuentes parecían dar tregua. A partir de las 16 horas, en los radios de las corporaciones se daba el parte: “Un abatido. Otro reducido. Cayó uno más”. El número cambiaba de manera frecuente mientras caían los presuntos delincuentes.
Los helicópteros sobrevolaban a la redonda sin cesar, mientras que los balazos se hacían esporádicos, con silencios cada vez más prolongados y asemejando el fin de la refriega que luego se encendía con otra tanda de ráfagas, hasta no escucharse más que las aeronaves retirándose y volviendo con velocidad cada vez más moderada.
La escena se advertía todavía de alto impacto pasadas las 16 horas, cuando arribaron varias camionetas del Ejército y poco a poco se tomó el control de la zona.
Fue hasta ese momento que las corporaciones atravesaron de un lado y otro las unidades de seguridad, para evitar que la gente persistiera en cruzar la zona de riesgo y dar fin a la refriega, aunque la persecución por tierra continuaba.
Alrededor de las 17 horas aterrizó, a mitad de carretera, un helicóptero del que descendió Arturo Medina Mayoral, secretario de Seguridad Pública, acompañado de un refuerzo de agentes, mientras comenzaban a llegar elementos antisecuestros y de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE).
A esa hora, el general daba el saldo preliminar de ocho delincuentes abatidos y confirmaba un dato que hasta el momento se desconocía: los agresores traían en una camioneta a una persona secuestrada.
TABASCO, INICIO DE LA PERSECUCIÓN
Todo comenzó en Tabasco, cuando elementos de seguridad detectaron un vehículo sospechoso en la calle y le marcaron el alto al conductor, pero los ocupantes comenzaron a disparar; entonces se dio la persecución por las brechas hasta llegar a la comunidad El Jagüey, también perteneciente a Villanueva, y de ahí al arroyo La Boquilla, donde más criminales se unieron al enfrentamiento contra los uniformados.
Hasta las 18 horas la zona se declaró segura y las camionetas de la gente de campo, cargadas de forrajes y herramientas de trabajo, prosiguieron su camino hacia El Plateado, aunque la carretera seguía bajo control de los elementos de seguridad, mientras otros peinaban la zona, ya que varios delincuentes se dispersaron y se ocultaron entre los matorrales, alertaban los oficiales.
En redes sociales, el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, confirmó que se realizaba un operativo en Villanueva “para salvaguardar a la población”, por lo que advirtió “circular con precaución” en la zona.
En ese momento, el reporte preliminar de la SSP era de 13 agresores “reducidos”. Al caer la noche, fuentes oficiales confirmaron que en total fueron 14 los delincuentes abatidos.