CIUDAD DE MÉXICO. La Corrida Guadalupana celebrada la noche de este jueves en la Plaza México registró una gran entrada; sin duda, la mejor de esta temporada, que hoy llegó a su culminación.
La también nombrada Corrida de las Luces comenzó con un espectáculo de drones, los cuales iluminaron frases como “Viva México”.
Otro de los detalles a resaltar en la Catedral del Toreo en el país fue que las tablas contaron con obras del gran artista nacional Rafael Sánchez de Icaza, todas y cada una de ellas evocando a la Virgen de Guadalupe.
LOS MATADORES
En el tema taurino, buen juego ofrecieron los tres primeros ejemplares del hierro de Jaral de Peñas, destacando el segundo, que le correspondió a Héctor Gutiérrez, quien tuvo sin duda un valor inquebrantable, el cual hizo acompañar por la profundidad de su toreo.
Sin embargo, la colocación de la espada le privó del triunfo, si bien dio una vuelta al ruedo de mucho clamor.
Antonio Ferrera, que puso el valor ante todo, logró también dar una vuelta al ruedo. En cuanto al triunfador del festejo, Diego San Román, éste cortó una oreja.
FERRARA VS EL ABRE PLAZA
El torero español Antonio Ferrera abrió la Corrida Guadalupana saludando de rodillas a Poeta, de Jaral de Peñas. Buen saludo por verónicas firmó el español, que después adornó con las banderillas.
Muy cerca de las tablas comenzó su trasteo con la muleta, buscando darle las ventajas al astado, pero éste mostró movilidad en los dos primeros tercios, lo que permitió una faena importante, con matices de mucho interés, logrando la calidad en las series por el pitón derecho, que tuvieron ritmo y recorrido.
El animal por el izquierdo se quedó más corto, pero también apostó por este pitón, logrando series de gran valía.
Poeta y un virtuoso pitón derecho, con técnica y sobre todo con esa espontaneidad. Con una faena hecha, se volcó en una fulminante estocada, teniendo petición mayoritaria y fuerte; sin embargo, se le negó la concesión de la oreja.
Dio una vuelta al ruedo con mucha categoría, merecida.
Hidrocálido, con 433 kilos, cuarto de la tarde y segundo del lote de Antonio Ferrera, que saludó por verónicas.
TESURA Y TEMPLE DE HÉCTOR
Pincel, con 468 kilos, tocó en suerte a Héctor Gutiérrez, que con quietud recibió al de Jaral de Peñas, rematando con una media pinturera.
Tras los dos puyazos del picador, El Miura entró a realizar un buen quite por gaoneras el torero queretano Diego San Román, mismo que no replicó Gutiérrez.
La tersura y el temple se mostraron desde los primeros compases que dio Gutiérrez, que se embelesó del buen toreo, al hacerlo asentado. Por el izquierdo se recreó con mayor amplitud, quedándose en el sitio y girando la muleta.
Toreó en redondo, deletreando una dosantina, un cambiado de mano y el remate con el de pecho largo, muy largo.
Al novillo le faltó una chispa de transmisión, pero tuvo la virtud de tener mucha fijeza. Sin embargo, fue a menos, yéndose más por dentro, pero ahí y bajo las condiciones que marcó, Gutiérrez lo llevó en cámara lenta con muletazos interminables.
Bernardinas ajustadas, donde no cabía nadie más y nada más, solo la voluntad inquebrantable de Héctor. Acertó con la espada, dejando tres cuartos de acero; sin embargo, el puntillero lo levantó dos veces.
SIN MIEDO A NADA: SAN ROMÁN
Añoranza, de 481 kilos, tercero de la tarde, que permitió a Diego San Román iniciar una faena tesonera de rodillas, sin inmutarse, con valor, determinación y verdad, y aunque la condición del astado era salir suelto y huir, el queretano agotó todas las opciones para que se quedara en la muleta.
La segunda serie fue rotunda, ya con un animal que se quedó, humillando en el engaño y con muletazos muy largos y en redondo.
Un astado repetitivo, emotivo y con bravura que, sin duda, aprovechó a cabalidad San Román, quien reflejó la transmisión al tendido, que cautivo, disfrutó de una faena que fue a más.
Codicioso continuó el de Jaral de Peñas, con derechazos muy largos, consecutivos, sin ninguna pausa y mostrando un gran comportamiento.
Muletazos que dieron mayor intensidad a la faena, con un torero con valor y determinado, apostando el todo por el todo.
Se lo pasó ajustadamente por la espalda, sin mover las zapatillas, con un valor espartano. Y es que como siempre lo hemos dicho: Diego San Román es alguien que no le tiene miedo a nada. Pinchazo y estocada para cortar una oreja que al final tuvo algunas protestas.
EL DESEO DE IR A MÁS
Con Saltilleras, quinto de la noche, Gutiérrez evocó al maestro Fermín Espinosa Armillita y comenzó: citó de frente y pasó a un costado al animal, rematando con vistosa revolera.
Héctor brindó su faena a la gobernadora de Aguascalientes, Tere Jiménez, quien estaba en una barrera de primera fila de la Plaza México, acompañada de su esposo, el ganadero Luis Alberto Villarreal.
Comenzó su faena con una gran cambiada por la espalda, para después torear de rodillas. El novillo levantaba mucho la cara, terminando arriba y desluciendo así los primeros compases de la faena.
El hidrocálido tuvo la firmeza, y sobre todo, el convencimiento, buscando la naturalidad de su toreo ante un ejemplar complicado que no terminaba de emplearse, por las embestidas muy cortas.
El ejemplar protestaba mucho, además de que tuvo la fuerza muy justa. Le faltó mucha emotividad, transmisión y se mostró deslucido. Pero lo que le faltó a éste, le sobró al hidrocálido, quien no dejó nada en el tintero, siempre quiso ir a más, tirando siempre con la serenidad.
Falló con el acero para retirarse entre palmas.
CUESTA ARRIBA
Vidriero, de 504 kilos, fue el astado que cerró plaza, sexto del festejo y el segundo del lote de un dispuesto Diego San Román que abrió con farol de rodillas el saludo capotero.
Una faena cuesta arriba ante la clara debilidad del animal, que terminó agarrándose al piso, costándole la arrancada. Embestidas cortas y deslucidas.
El queretano se puso en el sitio, robando los muletazos, aguantando con mucha determinación ante el toro que se volvía aún más áspero. Pasaportó con prontitud y se retiró entre palmas.