TRANCOSO. Aída Guadalupe Galindo Canizales investigó una serie de corridos de nueve autores que retratan antiguas costumbres, así como la vida cotidiana en los años 30, 40 y 50, con el fin de mantener viva la tradición oral del municipio.
Las carreras de caballos o la celebración de Navidad en la plaza son algunas de las tradiciones que el tiempo se llevó pero que dejaron su testimonio en la música.
“Hay cosas que se hacían en la feria que retrata un corrido; por ejemplo, las carreras de caballos o apuestas que eran casi a muerte.
“Hace años en Navidad colocaban un pino grande en la plaza, ahí los papás llevaban los regalos y un señor se los entregaba a los niños, pero eso ya no se usa”, detalló la investigadora.
Asimismo, expuso que hay otras costumbres en los corridos que aún se conservan, como los apodos: “hay un corrido especial para personajes típicos de aquí que los tenían”.
LA INDAGACIÓN
Galindo Canizales contactó a los familiares de los compositores y se documentó en archivos antiguos, “me puse a rastrear revistas que ya no existen y entrevisté a muchas personas para terminar los corridos, ya que algunos estaban incompletos”, relató.
Expresó que las entrevistas “fueron una buena experiencia porque las personas se sienten orgullosas de la canción que escribieron sus familiares, como sus abuelitos”.
La investigadora indicó que su gusto por la música tradicional la inspiró a buscar estas piezas, las cuales son representativas de Trancoso.
“No soy instrumentista ni mucho menos, pero me gusta apreciar la música y quería hacer algo enfocado en ello para que la gente conozca sus raíces”, explicó.
Entre las composiciones que investigó se encuentran “Caballo Alazán de Tata” y “Corrido al Ejido de Trancoso”, ambas de Ma. de la Luz Romo García.
Otras piezas que trabajó son “Los mártires de la Blanquita”, de Pascual Ortiz Saucedo; “Recordando Trancoso”, de Miguel Agustín López; y “Mosaico trancoseño” de Estanislao Noriega López.