El romance de Pablo Hermoso de Mendoza con México comenzó hace cerca de 25 años. “Un revolucionario”, así lo catalogaron desde un inicio, y el tiempo les dio la razón.
Un caballista navarro llegó a conquistar un país y demostró que el rejoneo era mucho más. La clase y temple a caballo comenzaron a llevar su nombre y apellido.
Años de lucha y constancia lo posicionaron muy rápido como el número uno, sitio que hasta el último día ocupó.
Con el pasar de los años, Hermoso de Mendoza se robó, con su carisma, la sencillez y el don de gente, el cariño de un pueblo entero.
Pero no fue sino hasta ésta su Gira del Adiós cuando realmente esa cercanía se fue sintiendo. Pablo llegó a rincones inimaginables, su paso fue arrollador, pero logró algo más allá que números, convirtió cada ciudad, plaza y pueblo en experiencias de vida.
Al conjuro de su nombre, las plazas, muchaS cargadas con el estigma de una soledad, volvieron a llenar, se agotaron los boletos, aumentó el turismo, y las derramas económicas se convirtieron en un pulmón a aquello que parecía olvidado.
Pablo se rodea de un mundo que se cabalga con pasión, y su ausencia pesará. Pero confiamos en que su paso no será en vano, que su semilla siga rindiendo frutos.
“Yo quería que cada tarde se convirtiera en un recuerdo, y sí, todo se va en mi mente. Me llevó la satisfacción de ver una fiesta resurgir con mi despedida.
“Hasta el último de los días viví la competición y una fiesta repleta de público, de vendedores que agotaban sus productos, y de esa gente, yendo y viniendo por las calles.
“Los ganaderos felices por lidiar muchos toros, mis compañeros dando la mano y compartiendo esos momentos conmigo, mi despedida, entonces creo que ha sido una inyección muy importante para la fiesta, y esperemos que ahora siga manteniéndose”, expresó Pablo Hermoso de Mendoza a NTR Toros.
LA HERENCIA
Pablo sabe y reconoce que su vínculo con México continuará, y apuesta por la continuidad con su hijo, Guillermo, a quien considera “capaz de seguir con este legado que le dejo y de llevar el nombre de mi familia, Hermoso, en lo más alto.
“Entonces, si logro esa llamita viva con la ilusión del público, me sentiré pleno, feliz y satisfecho. México me ha hecho vivir una historia maravillosa, me ha hecho sentir grande, y pues un artista lo que busca es que su obra transmita felicidad, que la gente se olvide de sus problemas y se vayan a su casa con esa sensación de haber pasado una tarde agradable”, compartió.
LA RESISTENCIA
Bajo las notas de la nostalgia, Pablo Hermoso afirma que no se resigna a que esta etapa termine, pero sabe que se va en el mejor de los momentos: “en la cima de las Grandes Ligas, con el ritmo y competencia intactos. Ahora seguiré montando a caballo, y de vez en cuando estaré abierto a eventos especiales, a cuestiones benéficas, siempre buscando apoyar a la causa.
“Y cuando se pueda dar ese empujoncito a la fiesta ahí estaré”, concluyó Pablo, quien hoy ya es historia.