GUADALAJARA. En su regreso a la presencialidad, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara requirió una inversión de 105 millones de pesos y registró 87 millones de pesos de ingresos, lo que deja 18 millones de pesos de déficit, calculó el presidente del evento, Raúl Padilla López.
Fue un año particularmente difícil para la industria, por lo que la FIL debió solidarizarse con las editoriales y bajar sus costos, aunque incluso en ese panorama hubo presencia de mil 223 sellos de 37 países y la fiesta literaria generó una derrama económica de 700 millones de pesos, según las estimaciones de la Oficina de Visitantes y Convenciones, citó Padilla López.
Este año, la fiesta tuvo una presencia de 251 mil 900 asistentes al encuentro editorial (casi 600 mil menos que en 2019), tanto en su sede en la Expo Guadalajara, como el Pabellón Cultural Universitario, preparatorias y distintas sedes de la Universidad de Guadalajara, que se suman a 18 millones de vistas en los eventos virtuales, que representaron 30 por ciento de la agenda total que contó con mil 621 actividades, añadió Padilla López.
En su visita a Guadalajara, Perú tuvo una vitrina para la divulgación de su cultura a través de su literatura, su música, las artes plásticas y su folclor.
En su pabellón se exhibieron mil 700 libros, vendieron cerca de 3 mil ejemplares y fue visitado por cerca de 25 mil personas.
La presencia del país andino en la FIL logró 7.9 millones de dólares de ganancias en cuanto a venta de derechos y de convenios de coediciones, entre otras actividades, calculó Maria Teresa Villeda, de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo.
La directora de la FIL, Marisol Schulz recalcó que los protocolos sanitarios fueron exitosos; se realizaron 2 mil 649 pruebas aleatorias para reconocer casos posibles de Covid-19, todas negativas, aseguró.