VILLA DE COS. A pesar de que las autoridades tardaron cuatro años para notificarles que tenían los restos de Héctor Eduardo e Ismael, la familia de los primos agradecieron a dios y a los colectivos que los jóvenes de 15 y 18 años regresaron a casa, aunque no como hubieran querido.
Entre llanto y sonrisas, el pueblo de Villa de Cos celebró el regreso de Héctor Eduardo e Ismael, quienes el 6 de julio de 2019, junto con otros dos jóvenes, fueron privados ilegalmente de su libertad por un grupo armado.
Fue en 2021 que los cuerpos de los primos fueron localizados en una fosa clandestina en una ranchería de la misma demarcación.
Pese a lo anterior, entre los familiares de Ismael y Héctor no hubo tiempo para los reclamos, solo agradecieron a dios por tenerlos de vuelta en casa.
ORAN POR SU DESCANSO
La música y el llanto rompieron el silencio que prevalecía en las calles de la cabecera municipal de Villa de Cos. La tambora anunciaba la llegada del cortejo fúnebre de Héctor Eduardo e Ismael a la parroquia del pueblo.
Durante una apresurada misa de cuerpo presente, el párroco pidió por el descanso de las almas de los primos y el consuelo de sus familias.
Mientras sonaban las notas de “Te vas ángel mío”, los cuerpos de Ismael y Héctor salieron de la iglesia para recorrer, por última vez, las calles que tantas veces los vieron correr, reír y jugar.
Sin cesar el llanto, la familia de los primos encabezó el camino al panteón, durante el cual fueron acompañados por decenas de amigos y conocidos de los jóvenes.
A paso lento, circulaba una caravana, a la cabeza iba una camioneta que transportaba los dos féretros, detrás de ella unidades llenas de flores y al final casi un centenar de personas a pie.
Al llegar al camposanto, los restos de los jóvenes fueron colocados en una pequeña capilla de velación, donde los amigos de Ismael y Héctor unieron sus plegarias y pidieron por el descanso eterno de los primos y la paz de sus familias.
“¡GRACIAS COLECTIVOS!”
Al concluir las oraciones, un tío de los jóvenes alzó la voz y aunque ni tres palabras pudo decir sin que rompiera en llanto, su mensaje fue claro: “estamos muy contentos porque gracias a dios nuestro señor, hoy regresaron [Ismael y Héctor] a donde deben estar, con nosotros.
“Queremos agradecer también a las personas de los colectivos de búsqueda que nos apoyaron a encontrarlos, agradecemos mucho la noble labor que están haciendo por las demás familias. Porque gracias a ellos hoy sabemos a dónde ir a llorarles [a nuestros seres queridos], a dónde ir a ponerles una flor”, expresó.
También destacó la solidaridad de la gente y reconoció que su familia no está sola, pues “desde la desaparición de Héctor e Ismael, el pueblo levantó sus oraciones todos los días.
“De antemano queremos agradecer a las personas que se tomaron el tiempo de venir a sacar una fotografía y llevar las imágenes de esta familia que hoy está contenta porque tienen a sus hijos en Villa de Cos”.
El tío de Héctor e Ismael invitó a los asistentes a participar en los rosarios de los jóvenes, los cuales se llevarán a cabo en el domicilio de la familia de cada uno a partir del miércoles.
Al final, la música de la tambora no dejó de sonar mientras les daban el último adiós a los primos, el cual fue acompañado con globos blancos que fueron lanzados al aire y con un puño de tierra sobre los ataúdes.
LA PESADILLA AÚN NO TERMINA
El 6 de julio de 2019, luego de un baile, Héctor Eduardo e Ismael estaban a las afueras de un domicilio junto a Octaviano Pinales Quiroz y Ángel Yabeth. Mientras que el primero sigue sin ser localizado, al segundo lo sepultaron el sábado pasado.
En 2021 encontraron una fosa clandestina en una ranchería de Villa de Cos, donde estaban cuerpos en reducción esquelética, entre los restos estaban los de Héctor Eduardo, Ismael y Ángel Yabeth.
En el último caso, la familia del menor de 14 años fue notificada el pasado viernes que los restos del joven estaban en el Servicio Médico Forense (Semefo) desde hace cuatro años.
Lo anterior, pese a que la madre de Ángel denunció su desaparición y la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) le tomó muestras de ADN para saber si entre los cuerpos que tenía en resguardo estaba el del adolescente.
Es así que la pesadilla todavía no termina para las familias de Villa de Cos, pues aún falta encontrar a Octaviano Pinales Quiroz.
Fotos: Jesse Mireles