FRESNILLO. La comunidad San José del Alamito enfrenta dos graves problemáticas. La primera corresponde a la falta de espacio en el cementerio, agotado desde hace tres años; la segunda, en tanto, se trata de la crisis por la sequía y los altos costos de producción que enfrenta el sector ganadero de la región.
Ricardo Flores Aviña, presidente de Participación Social y consejero ejidal de la localidad, detalló que aún las familias excavan en el panteón de la ex hacienda de Santa Cruz, con la esperanza de encontrar un lugar libre para enterrar a sus seres queridos, pero solo encuentran más y más restos óseos.
“La gente todavía busca rincones en Santa Cruz porque ahí están sus familiares, pero ya no hay espacio real. Algunos se han ido a sepultar al panteón de El Mirador, en la comunidad Colonia Guanajuato, pero eso implica traslados bastante largos y molestos para las familias”, explicó.
PROCESO EN PAUSA
Flores Aviña detalló que hace tres años solicitaron al entonces alcalde Saúl Monreal Ávila su apoyo para un terreno en la localidad, el cual obtuvieron.
Después, continuó, el proceso se retomó con la ex presidenta municipal Rita Rocío Quiñones de Luna, en cuya administración se aprobó el proyecto durante sesión de Cabildo. Sin embargo, nunca se realizó un estudio de suelo o sondeo para garantizar que el terreno fuera apto para ser usado como un cementerio.
“Por esta omisión, actualmente no se ha sepultado a ninguna persona, ya que parte del terreno presenta formaciones rocosas que impiden su uso”, enfatizó.
“El problema es que si colocamos un cerco perimetral y luego resulta que no se puede sepultar, de nada habrá servido la inversión. Necesitamos saber bien qué parte del terreno es adecuada”, explicó el representante de la comunidad.
Por este motivo, destacó que buscarán dar seguimiento al proyecto con el nuevo gobierno local, para que los apoyen y autoricen el análisis geotécnico.
CRISIS AGRÍCOLA
El presidente de Participación Social expuso que los productores pasan por una situación crítica por la falta de lluvias, el alza en los insumos y el escaso apoyo institucional de los tres órdenes de gobierno.
“La sequía nos pegó durísimo. No hemos trabajado la tierra porque los costos están altísimos. Los fertilizantes, químicos y el pago de maquinaria ya no se pueden cubrir, y no hay apoyo suficiente del gobierno”, denunció.
Precisó que, ante la falta de liquidez, muchos campesinos se vieron obligados a vender su cosecha pasada de frijol al coyotaje (intermediarios que compran a bajo precio), ya que los almacenes oficiales abrieron por un periodo muy corto y luego cerraron sin previo aviso.
“De los 94 ejidatarios registrados, apenas unos 50 se dedican activamente a la producción agrícola, y solo unos 15 lograron meter su frijol a los centros de acopio. El resto tuvo que vender a coyotes para cubrir deudas”, puntualizó.
El también productor precisó que actualmente en la localidad se cuenta con una superficie de 1 mil 360 hectáreas de temporal, pero apenas 4 por ciento de ellas serán preparadas para el próximo ciclo agrícola.
Enfatizó que la mayoría de los agricultores no ha iniciado labores culturales como la vuelta de tierra o la siembra, debido a la incertidumbre climática y económica.
“Tenemos semillas, pero no hay dinero ni condiciones para sembrar. Esperamos que llueva, porque si no, no podremos hacer nada. Las presas que tenemos están pequeñas y azolvadas; no captan el agua suficiente. Y del sistema de riego de la presa Leobardo Reynoso no nos llega nada, todavía nos faltan como tres kilómetros para que alcance”, concluyó.