El movimiento “desinfluencers”
En la época actual, uno de los términos que ha ganado importante significado y terreno en la mente de los usuarios es el de “influencer”, que, con base en la Real Academia Española (RAE), es “un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales”.
En nuestro hermoso castellano es recomendable utilizar el vocablo influyente o las alternativas válidas sugeridas por la RAE: influidor e influenciador.
Estas figuras públicas que poseen gran capacidad para posicionar ideas, productos, opiniones, gustos musicales e incluso estilos de vida forman parte de estrategias y tácticas exitosas de marketing digital.
Es más que suficiente con que emitan un comentario, publiquen un video o narren una historia en las redes sociales más populares para que se convierta en una tendencia, favoreciendo a las marcas u otro objetivo específico para el cual se les haya contratado, traduciéndose en un incremento en las ventas de productos, o bien el encumbramiento de ciertos contenidos con fines concretos, ya que poseen miles o hasta millones de seguidores.
Existen estudios de comportamiento de consumo que sostienen que las compras compulsivas se han reducido en el transcurso del tiempo debido, en buena medida, a la cantidad de información disponible en Internet que les permite comparar y reflexionar acerca de las mejores decisiones, aunque no es una constante.
También es verdad que el comercio electrónico al ofrecer todo tipo de satisfactores, con promociones y descuentos atractivos, financiamiento y disponibilidad de las plataformas las 24 horas del día y los 365 días al año, ha contribuido a que los carritos estén repletos de cosas que quizá jamás se usarán; sin embargo, la necesidad de comprar llega a convertirse en una adicción.
He escuchado personas referir que, durante la noche, al enfrentar dificultades para conciliar el sueño, deambulan por las aplicaciones de compra en línea y es cuando más dinero destinan a la adquisición de todo tipo de cosas, quizá después llega el remordimiento, pero es demasiado tarde.
Ésta es una de las principales motivaciones de un movimiento que se fundamenta en la creación de contenido para provocar el efecto opuesto al de un influencer, se le conoce como desinfluencer.
El sitio Infobae lo define como un desafío a la cultura del consumo excesivo en redes sociales (Bahamonde, 2025).
Por su parte, BBC News Mundo publicó que esta tendencia surgió en 2023, motivada por la experiencia de usuarios que, mediante la creación de contenido, invitan a reflexionar si todo lo que se está comprando es realmente requerido e intentan influir para desincentivar las compras no planeadas, derivadas del impulso.
Se cita como referente a una joven de nombre Diana Wiebe, quien vive en Ohio, Estado Unidos, y está tratando de “desinfluir” a sus seguidores (más de 200 mil en Tik Tok), para que no compren cosas que no necesitan (Lawton, 2025).
Representa un rotundo rechazo a la cultura tradicional de los influencers. Wiebe ha explotado en TikTok con el hashtag #deinfluencing, que, según la BBC, ha acumulado más de 1 mil millones de visitas.
Quienes forman parte de este movimiento insisten en que su pretensión no es crear un nuevo estilo de vida ni mucho menos inmiscuirse en los hábitos y gustos de los compradores, sino crear conciencia, generar un cambio en el sentido de que las personas realicen compras bien pensadas, reflexionadas y no como producto directo de la influencia que reciben de la publicidad que, dicho sea de paso, es intensiva en las redes sociales, particularmente en Tik Tok.
Otro referente es el de la creadora de contenido Christina Mycaskiw que vive en Toronto, Canadá, y narró a la BBC su propia experiencia, al describir el gran poder que pueden llegar a tener los influencers y la manera en que ella, a pesar de estar consciente de que no disponía del dinero para realizar compras, adquiría artículos semanalmente, motivada por la idea de un estilo de vida impuesto y presión constante que sentía al dejarse llevar por las publicaciones de estos actores, hasta que llegó el momento en que se vio rebasada financieramente y tuvo que parar.
Aunque este movimiento pareciera estar creciendo en la web aún no se puede determinar si ha tenido algún impacto en las ventas, ya que el comportamiento de los consumidores cambia de manera constante.
Adicionalmente, es preciso mencionar que, con base en información de BBC News Mundo, en 2023 el marketing de influencers valía 21 mil 100 millones de dólares, duplicando su tamaño respecto a 2019, por lo cual, tendremos que esperar un poco más para conocer el resultado de esta tenencia desinfluencer.
A ti, ¿de qué manera te impactan las publicaciones de los influencers?
Nos leemos pronto.