La inclusión laboral se ha convertido en un tema clave en las políticas públicas de México. Alejandro Nassar Piñeyro, reconocido notario mexicano y especialista en el análisis en el ámbito laboral, señala que a México todavía le falta camino por recorrer en materia de inclusión y diversidad laboral.
En su evaluación de las políticas de inclusión laboral en el país, el notario mexicano afirma: “La diversidad y la inclusión no son sólo una cuestión ética, sino que también impactan directamente en la rentabilidad de las empresas”.
El Índice de Inclusión 2022 de la consultoría Kantar, ubicó a México en tercer lugar, solo después de Países Bajos y Alemania debido a los esfuerzos que perciben colaboradores de empresas privadas de diversos sectores en la implementación de políticas corporativas de diversidad, equidad e inclusión laboral (DEI).
Al respecto, Alejandro Nassar Piñeyro analiza la realidad nacional poniendo sobre la mesa algunos datos y estadísticas para su reflexión.
“Es difícil captar lo que sucede en el sector privado, pero hay estudios y encuestas oficiales que señalan que falta mucho para ser un país igualitario en el mercado laboral. Empecemos por la escasa representación de mujeres en puestos de toma decisiones”, sostiene Alejandro Nassar.
Datos reveladores y desafíos de la inclusión laboral en México
• Un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del Ipade analizó 182 emisoras de las bolsas de valores mexicanas y encontró que en pleno 2024 sólo 13% de las sillas de los consejos de administración estaban ocupadas por mujeres, mientras que la participación de mujeres en las direcciones relevantes retrocedió.
• La proporción de mujeres en direcciones generales bajó de 4% a 3%, y en áreas jurídicas pasó de 25% a 23%, entre 2023 y 2024.
Por su parte, el IMCO en alianza con una reconocida casa consultora, analizaron a más de 200 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores y la Bolsa Institucional de Valores, revelando que, a pesar de que las mujeres representan 43% de la plantilla laboral, solo 23% alcanza una dirección jurídica, 11% una dirección financiera y 3% ocupa una dirección general.
• En comparación con 2023, la presencia de mujeres en las direcciones generales disminuyó un punto porcentual y, en las direcciones jurídicas, dos puntos porcentuales.
• 73% de las empresas no cuentan con mujeres en sus direcciones relevantes y sólo una empresa cuenta con mujeres en las tres direcciones.
“En medio de un creciente discurso sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI), es imperativo que las empresas y el gobierno vayan del dicho al hecho con políticas laborales más estrictas que garanticen el acceso de las mujeres y sectores vulnerables a un desarrollo y crecimiento profesional igualitario”, afirma Alejandro Nassar Piñeyro.
Los datos y estudios revelan que desafortunadamente México aún está lejos de alcanzar la paridad en los puestos de alta dirección y en los consejos de administración. Si bien lograrlo promovería beneficios económicos para las empresas y el país, las políticas de inclusión que reportan las empresas no han sido suficientes para cerrar las brechas de género en todos los niveles jerárquicos.
Para ello, Alejandro Nassar Piñeyro sugiere que se realicen evaluaciones periódicas y se ajusten las estrategias basándose en datos concretos y entregables mensurables. “La estrategia debe ser dinámica y centrarse en resultados reales que beneficien a todos los involucrados”, enfatiza.
Además, subraya la importancia de invertir en políticas de inclusión de mujeres. Más allá del compromiso público de las empresas con la igualdad de género, es necesario incorporar acciones, como la capacitación en estrategias DEI, dentro del presupuesto anual de las empresas, así como de las instituciones públicas y gubernamentales.
“Las políticas públicas de inclusión laboral en México tienen el potencial de transformar el mercado laboral, pero requieren de un compromiso genuino y estratégico por parte de las empresas. La inclusión no solo es un objetivo social; es también una vía para la mejora en la rentabilidad y la innovación empresarial”, concluye Alejandro Nassar Piñeyro.