La segunda y última corrida de la Feria de Moroleón tuvo como protagonistas al matador hidrocálido Leo Valadez y la ganadería de Begoña, tras el indulto del quinto ejemplar, Tres Marías, de 515 kilos, número 88.
Valadez ya tenía la salida a hombros asegurada después de la importante faena que cuajó con su primero, otro toro de buen juego del hierro guanajuatense, propiedad de la Familia Bailleres, al que cortó dos orejas. Este triunfo le significa a Valadez otro golpe sobre la mesa en el apenas iniciado 2025.
En tanto, el diestro español Ginés Marín tuvo un buen paso, y pese a que no cortó las orejas, estuvo con la clase y el empaque en la faena al cuarto de la tarde.
Por su parte, el michoacano Isaac Fonseca tuvo dos actuaciones tesoneras, cortando una oreja de gran valor y peso a su primero; en cambio, con el que cerró plaza se le negó la concesión de una.
GINÉS MARÍN, EMPAQUE Y CLASE
El matador Ginés Marín abrió el segundo festejo con Sabanero, de 480 kilos, del hierro de Begoña. Un toro muy suelto de salida, que acechaba las tablas e intentaba dar un salto al callejón.
Breve fue el saludo con el percal del español. Con la muleta el comportamiento del animal no fue diferente, un astado muy avante que además tuvo la fuerza medida, perdiendo las manos apenas en los primeros trazos.
Fue el pulso de Ginés el que llevó al de Begoña con trazos bajo la cadencia y el ritmo en dos series derechistas templadas, siempre buscando ayudar al toro que sí tuvo ese fondo de nobleza.
Se trató de una faena estructurada en la que dejó también la hondura, disfrutando el toreo por el izquierdo, aunque en menor cantidad, pues el animal perdía las patas.
No cesó el ingenio de Ginés, quien terminó por ligar una muy buena serie por naturales y apostó por cuajar con clase una segunda con los vuelos manejando su muleta. La fuerza del toro determinó los últimos pasajes, pues se echó a la arena. Palmas tras su actuación.
El cuarto y segundo del lote de Ginés Marín llevó por nombre Doc, de 520 kilos. Un ejemplar que no iba, pero al que el español terminó por hacer, cuajando grandes muletazos.
Valor sereno el de Marín, quien dimensionó el toreo con clase y series con hondura, siempre en las cercanías con naturalidad, en esencia del buen toreo.
La entera calma de un matador que quiso expresarse en una obra, donde también cuajó la lidia por naturales, sin dar un paso atrás y aguantando los parones del ejemplar.
El español toreó en redondo, con ello firmó la profundidad y el empaque absoluto, pero la espada le privó del triunfo, saludando en el tercio.
LA REINVENCIÓN DE LEO VALADEZ
El segundo del festejo fue otro serio ejemplar de Begoña, Compadre 2, de 470 kilos, al que Leo Valadez recibió con larga cambiada de rodillas.
El deseo del hidrocálido quedó plasmado desde el buen manejo del capote al recrearse por verónicas y quitó por chicuelinas, creando gran emoción que continuó cuando apostó por cubrir el Segundo Tercio, dejando tres pares que pusieron a los asistentes de pie.
Con el público entregado y dispuesto a su favor, al que además brindó su faena, comenzó de rodillas, siempre con el deseo de ir a más.
El astado tuvo calidad y transmisión, y no tardó en romper la faena. Series de cuatro o cinco muletazos, siendo el pitón derecho lo más potable del de Begoña. Los muletazos fueron muy largos, con mando, determinación, adornos y una inventiva propia, pues los cambiados sucedieron en cámara lenta.
Leo también sacó los muletazos a compás por el izquierdo, para plasmar series a gran nivel. Toreó en redondo, deletreado y mandando al ejemplar de aquí hasta allá.
Con esta corrida Leo se reencontró para una vez más levantar la mano dentro de la baraja mexicana. Las luquecinas fueron los detalles finales de la rotunda faena del hidrocálido. La corona fue una gran estocada de efectos fulminantes, por lo que recibió sin miramientos dos orejas. El ajemplar de Begoña mereció los honores del arrastre lento.
Con el quinto, Tres Marías, de 515 kilos, Leo Valadez una vez más imprimió la variedad en el quite y apostó por lucir en el Segundo Tercio con tres buenos pares cargados de lucimiento.
Su faena fue a más, asentado y templando cada muletazo con el trazo largo, ante la calidad y transmisión del animal de Begoña. Leo tuvo esa naturalidad y mando en una actuación en la que puso a la afición de acuerdo para disfrutar y corear los olés.
Repetitivo fue el ejemplar de Begoña que se metió con facilidad a la muleta, siguiendo con ese buen ritmo en la faena en la que también se asentó por el izquierdo.
Soberbia serie de naturales con la que Valadez continuó, con una jornada que fue a más hasta que llegó la concesión de un indulto. Recibió las orejas y el rabo simbólicos.
ABSOLUTA ENTREGA DE ISAAC FONSECA
Cotón, de 490 kilos, fue el primero del lote de Isaac Fonseca, quien tuvo variedad cuando se abrió de capa. La faena de muleta estuvo cargada de una entrega sin medida y de la entera disposición de ir a más, pese a que el astado regateaba mucho las embestidas.
El matador de Michoacán se acercó, estando muy por encima del ejemplar de Begoña, que tuvo además ese peligro, pues punteaba el engaño. La gran estocada llevó al astado a caer en segundos, cortando Fonseca una oreja de peso.
La entrega absoluta de Isaac Fonseca con el que cerró la plaza, Bien Vestido, de Begoña, valor y determinación del michoacano. Tuvo petición de oreja, pero sin ser concedida. Bronca al Juez de Plaza.
FOTOS: MANOLO BRIONES