Patrimonio mundial sin declaratoria nacional
El 20 de agosto se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el acuerdo por el que se dio inicio al procedimiento para la emisión de la Declaratoria como Zona de Monumentos Históricos a la ciudad de Zacatecas.
Este hecho puede parecernos irrelevante a razón del título que orgullosamente ostentamos gracias a la UNESCO desde 1993, pero por más contradictorio o irónico que parezca, hasta la fecha no poseemos el reconocimiento federal que avala que nuestra ciudad engloba un buen cúmulo de monumentos históricos dignos de ser protegidos.
Hagamos un poco de historia. En 1972 se publicó la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos (sic), Artísticos e Históricos que hasta la fecha -para bien y a veces también para mal-, regula la gestión y protección de nuestro patrimonio cultural material.
En esta ley se dice que todo aquello que se construyó en el periodo anterior a la Conquista se considera patrimonio arqueológico, mientras que el histórico se constituye por aquellas edificaciones erigidas desde el siglo 16 hasta el 19, dejando fuera del concepto de “histórico” por ejemplo, aquellas valiosísimas construcciones del siglo 20.
Por último, será denominado patrimonio artístico lo que muestre características relevantes en términos estéticos o que sea particularmente ejemplar del estilo de una época.
Pues bien, bajo esta denominación tenemos una vasta riqueza patrimonial en diversas zonas del país, no siempre enclavadas en capitales, sino incluso en poblaciones de menor tamaño. Fue así que a partir de la misma década en que se publicó la ley, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comenzó a emitir declaraciones de Zonas de Monumentos para delimitar a los conjuntos que posean diversos monumentos históricos, “reconociendo los valores históricos y culturales de una localidad”.
Según el propio INAH, estas declaratorias “reconocen los valores históricos y culturales de una localidad. Permiten protegerlos legalmente y los distintos niveles de gobierno actúan juntos para conservarlos y que tengan el aprecio de la sociedad actual y las generaciones futuras”.
Como sabemos, no siempre ha existido una colaboración o vinculación directa entre los distintos órdenes de gobierno y quizá a ello debemos este retraso de décadas en la declaratoria zacatecana.
Para dimensionar el asunto, de 1970 hasta la fecha, el INAH ha emitido 60 declaratorias entre las que se ubican casi todas las ciudades patrimonio del país (Puebla, Querétaro, Guanajuato, Morelia, Campeche, Oaxaca, San Miguel de Allende y Tlacotalpan) a excepción de la nuestra.
La situación se debe en parte a que Zacatecas fue uno de los estados que tempranamente protegió su patrimonio edificado a través de la legislación local, ratificando la competencia estatal en materia de protección.
Para 1953 se creó la Junta de Monumentos Históricos y de ahí el resto de la historia es conocida. En 1948 el INAH tuvo una representación local y comenzó a trabajar coordinadamente con la Junta de Monumentos; sin embargo, al parecer siempre se privilegiaron las políticas estatales en torno a la gestión, protección y delimitación de lo que era digno de proteger, aunque estas decisiones tuvieran que ceñirse a los términos de la ley de 1972.
Según la investigadora Patrice Melé, en la década de los 80 se preparó una declaratoria federal para nuestra ciudad a la que se dio revés por inconformidades locales. Los motivos pueden estar anclados al hecho de que ya se buscaba un reconocimiento internacional, pues años después, se conformó el expediente que finalmente logró el reconocimiento por la UNESCO, provocando que seamos la única ciudad patrimonio sin declaratoria de monumentos a nivel federal.
¿Qué implica entonces esta declaratoria en el contexto actual? Que ahora hay un “candado” extra que delimita y protege la zona de monumentos históricos de nuestra ciudad y su zona de amortiguamiento, es decir, aquella área que colinda con la zona protegida y con la que también se procede con mucho cuidado a la hora de modificar el paisaje urbano.
Ésta sin duda es una excelente noticia para la protección no solo de nuestro patrimonio, sino de nuestra memoria urbana y el legado para futuras generaciones.