ESPAÑA. Burgos continúa con su Feria, y este martes celebró una corrida de toros en la que Alejandro Talavante, Joselito Adame y Andrés Roca Rey se midieron a los ejemplares de la ganadería de Román Sorando.
Los animales fueron más llevaderos, venidos a menos, siendo los más regulares el segundo y el tercero.
Poco aportaron a partir del cuarto, en los que no hubo materia prima que mostrar.
EL TEMPLE DEL MEXICANO
Joselito Adame supo llegar a los tendidos burgaleses al conectar con ellos en una faena que desarrolló en los medios, imponiéndose al primero de su lote a base de suavidad y mucho temple, y al que remató con un estoconazo que bien le valieron las orejas, pero que el presidente solo otorgó una.
Estuvo muy entregado con el segundo de su lote, un toro sin materia prima y mermado de salida, con el que buscó la forma de dar contenido a su faena. Puso emoción y orden, siempre por encima.
Joselito no dejó correr al segundo de la tarde, lo frenó en su capote con soltura y firmeza, lo cual despertó las ovaciones en los tendidos.
En el tercio de quites, se marchó a los medios, teniendo que lanzar su montera para llamar la atención del novillo, con el que se terminó luciendo por zapopinas.
El diestro mexicano brindó al público y fue directo por un animal, al que citó desde la larga distancia, pasándolo paralelo a tablas y, rápidamente, llevárselo a los medios.
Sin más probaturas, montó la muleta sobre la mano derecha y volvió a citarlo en la larga distancia. El astado se arrancó y después aprovechó la inercia para tratar de ligarlo. Sin embargo, al animal había que mantenerlo muy puesto y tocarlo para que siguiera el engaño.
Esto le dio tiempo y sitio antes de continuar por el derecho, dosificando con tandas cortas y medidas.
En mitad de la faena el mexicano cambió la montera y la volteó. Después siguió por el izquierdo, en largo y dándole salida a un toro con embates por arriba y deslucidos, pero logró limpiar los muletazos, llevándolo con suavidad y en largo, acompañando su embestida hasta el final.
No lo tenía a su favor; aquel ejemplar de Román Sorando era irregular y desclasado, pero noble y atendía al cite a base de insistir.
Retomó el derecho, siendo él el eje, tratando de envolvérselo. El lucimiento llegó con el toreo asentado de paso atrás, citar, pasar y volver a empezar.
Joselito conectó con los tendidos burgaleses, sobre todo en los últimos compases. Culminó por manoletinas y un estoconazo hasta la bola.
UNA COMPLEJA FAENA
Joselito Adame saludó al segundo de su lote con una larga cambiada de rodillas y después estirarse con el capote, alejándolo de tablas.
En los medios siguió llevando a un toro que no se enceló en los vuelos. Joselito brindó al doctor de la plaza y después esperó pacientemente al astado para recibirlo en la muleta.
Trató de tirar de un animal metido en tablas, para poder hacer su faena en los medios. Le dio distancia, buscando la mejor forma de poder hacer una faena.
Lo pasó en largo y logró que volviera a la tela, dando aquella continuidad. El de Román Sorando no tenía clase en su embestida, siendo algo rebrincada y poco ordenada.
El mexicano tomó la muleta con la mano izquierda, dándole salida, sin poder apretarlo por abajo, porque rápido perdía las manos.
Volvió a darle tiempo y sitio para permitir que el ejemplar se recuperase y entrara de nuevo a la tela.
Con el pitón derecho llegó el tira y afloja por querer darle contenido a una faena sin materia prima.
Siguió alternando pitones, de nuevo mostrándolo al natural, tratando de poner orden y emoción, culminando de rodillas, entregándose.