Los clasistas
Golpe de realidad. El enojo de esa sociedad de 16 y medio millones de votantes, permite ver al México plural en sus concepciones ideológicas, que representa a parte de esa población de clase media alta, empresarios y algunos despistados de ingresos bajos. Hoy, sus visibles representantes, muestran sus odios racistas.
Aguilar Camín como cabeza de la andanada en contra de López Obrador y la 4T, intentó someter sus bases a sus designios, mismos que venían (en el fondo) de perder privilegios dados por los priístas y panistas gobernantes. Solo en el sexenio de Peña Nieto, su editorial Nexos recibió 140 millones de pesos.
El gobierno de López Obrador no se dejó engañar con estos “guías” de la sociedad mexicana, así como los dueños de medios que se aprovechaban de las incapacidades de gobernantes, además de tapar actos de corrupción que hemos ido conociendo. López Obrador, remunera, pero no exageradamente, a los medios con publicidad gubernamental.
Por tal motivo, Aguilar Camín insultó al presidente, con total libertad de expresión, abusa de esa libertad que hoy es más visible, sin que ese intelectual sea reprimido como sucedió con Carmen Aristegui por el reportaje de la “Casa Blanca” de Peña Nieto, el alcoholismo de Felipe Calderón o Gutiérrez Vivó con Calderón.
Aguilar Camín fungió como gurú de la excandidata de oposición, la apoyó abiertamente. En un video aflora la realidad del odio a López Obrador cuando, después de la reunión de intelectuales con Xóchitl Gálvez, comentó; “antes los apapachaban en el gobierno y ahora ya no nos apapachan por eso apoyamos a una candidatura, porque queremos que nos apapachen”.
¿A usted le gustaría que lo apapacharan con más de 100 millones de pesos?
Aguilar Camín demuestra que no conocía la realidad de la población en México, y después de la estrepitosa derrota electoral de sus partidos, comentó: “¿Cuál es el porcentaje por el que gana Claudia Sheinbaum? No lo sé. Pero sé que, dentro de ese porcentaje, se lleva en la panza el trabajo ilegal del presidente” y volvió a recalcar que “lleva en la panza una trampa, no sabemos de qué tamaño”.
Por supuesto que la población padecía de hambre por los raquíticos salarios y la falta de empleo. Los 88 pesotes que recibían diarios de salario mínimo, que los prianistas acordaban con los empresarios y los charros sindicales, peor fue con aquellos que se tenían que jubilar con la Ley Zedillo y Calderón, esa cantidad se reducía a menos de 40 pesos.
La política social de mejorar el salario mínimo a 250 pesos diarios (aún insuficiente) arrastra a los salarios promedio que obtienen actualmente los trabajadores inscritos en el Seguro Social, que es de aproximadamente 16 mil pesos.
Esos votos son por apoyar a la juventud con becas para estudiantes en Jóvenes construyendo el futuro, que les permite integrarse al trabajo ya capacitados y, a los adultos mayores, les permite que la carga financiera en los hogares disminuya y accedan a una vida más digna.
Falta aún más proyectos que permitan consolidar empleos mejor pagados e impulsar empresas generadoras de empleos y enfocadas a resolver déficit en áreas tecnológicas.
El clasismo discriminador lo demostró Aguilar Camín, Carlos Alazraki, Ferriz de Con, Laura Zapata, Denise Dresser (libertadora de los mexicanos), entre otros.
Adiós partido de los chuchos. Aunque solo nos convenció cuando López Obrador dirigió el Partido de la Revolución Democrática (PRD), muchos simpatizantes de la izquierda creímos que sería un proyecto dirigido a la sociedad. Así fue en sus inicios con las contradicciones propias de un partido en formación.
Sin embargo, en la elección de secretario general del partido en 2008, Alejandro Encinas que fue electo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió por unanimidad dar por ganador de la contienda a Jesús Ortega Martínez, lo que sería la primera intromisión del gobierno panista en decisiones internas del partido.
Los chuchos de Jesús Ortega, Jesús Zambrano con Acosta Naranjo, tomaron al partido para disponer de sus prerrogativas y desplazar a las fuerzas obradoristas. Ellos gozaron del trabajo político de López Obrador, por lo cual, con justa razón, el líder formó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Hoy desaparece el PRD, un fuerte ejemplo del secuestro de un partido para intereses de corrupción, además alejándose de la ideología que lo constituyó al aliarse con la derecha.
Adiós PRD.