MADRID. Borja Jiménez paseó una oreja en la decimonovena cita de abono de la Feria de San Isidro celebrada este viernes en Las Ventas. Uceda Leal saludó ovación en su primero y palmas escuchó Talavante en el segundo de su lote. Se lidiaron toros de Santiago Domecq y uno de Luis Algarra en la décima cita de “No hay billetes”.
LA CLASE DE UCEDA LEAL
Abrileño, el ejemplar de Santiago Domecq que abrió plaza y con el que Uceda Leal se recreó con elegancia por verónicas. Tras la Suerte de Varas donde el astado peleó poco, Alejandro Talavante realizó un quite por chicuelinas.
En la muleta, Abrileño estuvo muy flojo, con embestidas cortas, muy descompuesto. Uceda lo probó por ambos pitones, queriendo llevarlo de largo, y la fórmula dio buenos resultados, pues logró muletazos sueltos, pero muy limpios, bajo la templanza y empaque de su concepto del toreo.
Leal lo llevó por bajo, en el entendimiento de que así luciría más su faena, pues sabía que la poca fuerza del ejemplar de Santiago Domecq era la única vía para firmar con ese pellizco los trazos. Leal, por encima del novillo. Estocada caída, pero efectiva. La ovación fue inmediata.
Rabicabo, de Luis Algarra, el protagonista del cuarto sitio, correspondiendo a Uceda Leal, que interpretó el toreo clásico, vertical, pero el astado no dio más, con medias embestidas, quedándose muy corto, totalmente deslucido.
Salirse de la línea, que es muy marcada para su toreo, resulta difícil para el español, pero a pesar de que las cosas se dieron a cuenta gotas, tuvo mucha calidad en los muletazos, que pudo robar por el pitón derecho; fueron templados. Una faena corta pero con matices de interés. Pinchazo y estocada para retirarse entre palmas.
TALAVANTE, BUEN REENCUENTRO
Insurrecto, el segundo de la tarde al que Alejandro Talavante saludó de buena manera por verónicas. Su faena la inició en la cercanía de tablas, llevando después al novillo a los medios. El animal carente de fuerza, de transmisión, una llama muy apagada del hierro de Domecq.
No se pone en duda que Talavante hizo el mejor de sus esfuerzos, teniendo que recurrir a los recursos para tirar de él. Quedarse en la cara del astado era el equivalente a alargar una agonía innecesaria; lo mejor que pudo hacer Talavante fue dejar de intentarlo para abreviar.
Cuando no se puede hacer más, retirarse a tiempo resulta lo mejor y lo más aplaudible. Rápido y certero estuvo el extremeño con el acero, pasaportando de estocada. Se retiró en silencio.
Con el quinto de la tarde, Tejonero de 600 kilos, Alejandro Talavante no tardó en desplegar su muleta con mando. Los primeros compases de una faena derechista, en la que encontró la potabilidad del ejemplar de Santiago Domecq.
Por el izquierdo, también el nacido en Badajoz toreó con esas fibras, al cuajar dos series muy templadas y con clase, la apuesta fue por el pitón derecho, ahí regresó para acortar las distancias y buscarlo llevar muy por bajo. Consiguió darle ese brillo porque el novillo humillaba: estremeció con un cambio de mano, a cámara lenta.
Talavante regresó al pitón izquierdo para firmar los finales, estando a este punto de la faena con mayor determinación. El astado tardó en doblar, sonando un aviso.
QUERER ES PODER
El tercero de la tarde llevó por nombre Experto, de 542 kilos, para Borja Jiménez, quien sin duda fue una de las cartas más esperadas de este San Isidro debido a lo que consiguió hacer en esta plaza en 2023.
Una clamorosa ovación marcó su inicio de faena tras ese brindis plagado de verdad. Muletazos por bajo fueron el prólogo de una faena de la que después con entero valor se puso de rodillas para abrir el alma y seguir levantando la mano.
Borja es uno de esos jóvenes que tienen claro lo que buscan, sin rodeos, sin aspavientos, llegar a la cima es el objetivo, y en la Catedral del Toreo no podía ser de otra forma. Una serie portentosa de derechazos con el poder y un ejemplar que le buscaba con peligro, estuvo valiente y en torero, sin perder el paso, rotundo en los muletazos y ganando la intención al astado.
El sevillano puso las emociones a flor de piel, desbordó a la afición de Madrid que ávida estaba de una faena así, pero más allá, quería sentir, tantas tardes acumuladas bajo el yugo del aburrimiento, y cuando llegó Borja, rompió el maleficio con las credenciales de ser auténtico.
Para llegar hay que estar, para triunfar se tiene que apostar, son leyes naturales, que cuando las entiendes y las pones en práctica consigues lo que quieres.
Por el izquierdo, buscando ligar los muletazos, el sevillano apostó y venció, porque incluso toreó en redondo, con una dosantina, de la que no podemos hablar de la perfección, pero sí de la intención.
Borja buscó los recursos, hizo de lo bueno, de lo poco, mucho. El novillo encastado y exigente, y él prodigando su sentimiento más natural; pinchó y después dejó una estocada que dio muerte a Experto. Oreja para Borja Jiménez y ovación, merecida para el astado en el arrastre.
BORJA JIMÉNEZ Y SU ENTREGA
El diestro esperó paciente para recibir en su capote al cierre plaza, pasándolo con quietud, para después recogerlo en el capote y meterlo.
Sandoval escuchó una merecida ovación tras el gran tercio de varas que llevó a cabo. Lo tanteó por ambos pitones, muy despacio, probando a un ejemplar que le echaba la cara arriba y que le mostró una embestida algo irregular y cambiante. Siguió por el derecho, pero el astado no dejaba de puntear la tela, a pesar de ello, Borja decidió exigirle abajo con buena postura pero sin toro.
Había muchas teclas que buscar y tocar, pero Borja estaba dispuesto a ir a por la segunda oreja. Continuó por el derecho, con un novillo reservón y algo mirón.
Lo probó por el izquierdo, pero no había mucho que rascar al natural, solo un peligro sordo que se acentuaba. Volvió al derecho intentando llevar a la irregularidad con firmeza y solvencia. Metió la mano con acierto y aseo.
Fotos por Manolo Briones.