Algunas lecturas de los resultados electorales en Zacatecas 2
En la anterior colaboración le comentaba que “a partir de los datos y la interpretación de ellos en un contexto general de la situación gubernamental, política, económica y social de Zacatecas, es que nos aventuramos a lanzar una serie de interpretaciones y consideraciones de cara al mediano y largo plazos respecto a qué lecturas se pueden dar a los resultados [electorales]”. Mencioné cinco generalidades: 1) Zacatecas se erige como un estado con una alta cultura de la alternancia política; 2) La participación ciudadana es aceptable en una elección intermedia local que se empata con una federal, pero aún seguimos teniendo una amplia franja de rechazo; 3) Gobernar no es fácil, desgasta mucho y los primeros años de una administración son cruciales para la construcción de una solidez ejecutiva; 4) El juego de las coaliciones formales, así como las alianzas y cochupos informales en uniones partidistas, cuenta, y hay que tejerlo bien y; 5) El rol del ciudadano como funcionario electoral tiene más importancia hoy que nunca, y crecerá su consideración. Con esto en mente y como mero marco referencial, paso a otras consideraciones en las que, por supuesto, usted tendrá la mejor perspectiva.
Primero, la alternancia municipal en Zacatecas asegura tiempos no tan dóciles en las relaciones entre ayuntamientos, gobierno estatal y federación. El cúmulo de resultados electorales ha arrojado que haya diferenciación política y partidista en las alcaldías, lo que de entrada proyecta que la gente no estuvo conforme con el funcionamiento de su presidencia municipal anterior y votó por un cambio; éste, en el futuro, debe ejecutarse encabezado por los funcionarios municipales, pero con la cohesión del Cabildo. Ello implicará, invariablemente, que los alcaldes opositores alcen la voz ante los oídos sordos de funcionarios de otros ámbitos de gobierno y, quizás, generen un bloque de resistencia política para hacer valer el peso que los resultados en las urnas les dieron.
Segundo, la composición de la legislatura para la segunda parte del periodo gubernamental del actual ejecutivo estatal, entre quienes ocuparán un lugar de mayoría relativa y quienes llegarán por la vía plurinominal, ofrece la oportunidad de renovar puentes de comunicación, relanzar entendimientos y construir mayorías calificadas en las que haya una aceptación general de determinadas propuestas al seno del Congreso. Sin embargo, si no hay trabajo político fino, hay una posibilidad de que las expresiones no oficialistas pudieran agruparse en un bloque opositor que paralice algunos trabajos, además es factible que una aplanadora en votaciones puede estar ahí al jugar el juego de las mayorías, grupos y alianzas parlamentarias, pero también habrá que hacer valer el recurso de la transparencia al escenario público de las diferentes aristas en las discusiones legislativas, como iniciativas, reformas, nombramientos, entre otros.
Tercero, los partidos políticos, en general, nos han quedado a deber desde sus dirigencias. Déjeme plasmar algunas ideas al respecto: ¿le viene a la mente dirigencia estatal que sea una expresión cohesionada de su partido y que logró colocar en la discusión pública determinados temas gubernamentales, como agenda de peso de su instituto político? ¿Conoce usted el nombre de los presidentes o dirigentes de las fuerzas políticas en Zacatecas? ¿Ese nombre le genera confianza? ¿Considera que el liderazgo visible de un partido representa la unidad en su instituto político? Vemos que algunos dirigentes de partido en lo federal, lo estatal y lo municipal alcanzaron posiciones por la vía de la representación proporcional, lo cual me parece válido. Lo que parece cuestionable es que esa posición haya sido obsequiada por el cargo de dirigente y atendiendo a una sola expresión dentro del partido, y, quizás, con el cálculo de “hacer como que busco ganar, pero me va mejor perdiendo”. Pero bueno, eso es materia de una discusión más profunda; sin embargo, así es el juego partidista estatal: ganar perdiendo.
Cuarto, es inevitable pensar en que muchos actores, tanto de los espacios en el Congreso de la Unión, alcaldías y hasta del Congreso del Estado, ya estarán velando armas con la mira en algo que se llama “elecciones locales 2027 para renovar gubernatura, presidencias municipales y legislatura estatal”. Es decir, aún no se llega a tal encargo (faltan algunos meses para que asuman las posiciones) y ya se nota cierto activismo y el futurismo político que caracteriza a algunos espacios de opinión, ya va dando cuenta de ello. Muchos piensan que “el que pega primero, pega dos veces”, pero a la vez no hay que dejar de vista que “no por mucho madrugar, se amanece más temprano”. Los resultados arrojan poca renovación de nombres y rostros para el 2027. Pero no todo está escrito.
Quinto, en relación con lo anterior, quizás es un mensaje claro que quienes perdieron una elección, tengan que sentarse a esperar mejores tiempos y, en una de esas, retirarse de la vida política -por lo menos un tiempo- y que ello sirva para una especie de renovación -no precisamente generacional- de la vida pública, pero sí en rostros, propuestas, emblemas políticos y demás. Perder tiene su interpretación, por supuesto, pero retirarse con dignidad puede ser una mejor opción, por lo menos en tanto vienen tiempos distintos, en donde se construya un mejor plan para Zacatecas y ello implique un espacio de apoyo.
Sexto, el marco normativo que permite la existencia de pequeños partidos políticos debe revisarse; la pulverización de la votación al existir tanto partido pequeño -sin estructuras, sin militancia sólida- simple y sencillamente abona a dilapidar la fuerza del voto que, sumada a otras expresiones, ayudaría a la legitimidad de determinados triunfos o mayorías. Hay muchos partidos para tan poco panorama de votación. Y la interpretación inmediata es que le hacen el caldo gordo a otros, en lugar de que se busque la inclusión de distintas expresiones dentro de los partidos políticos existentes. En fin, todo un tema.
*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales con
orientación en Administración Pública, UNAM.
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