Además de la fiesta en honor a San Judas Tadeo, Villanueva tiene otra fiesta religiosa que cumple 60 años y forma parte de la tradición de la familia de Lara Rodríguez, que recibe a miles de visitantes que buscan conocer el Nacimiento más grande de Zacatecas.
Desde el 16 de diciembre, Margarita de Lara, cabeza de la familia, inicia las posadas en este mágico lugar, en el que más de 4 mil 250 piezas representan 115 pasajes bíblicos o evangelios durante un mes entero, para finalizar el último sábado de enero.
Uno de los aspectos más importantes es que cada una de estas piezas, por muy pequeña o grande que sea, son testimonio de los visitantes, que las han dejado en agradecimiento de algún milagro recibido; pueden ser desde una pequeña piedra o la figura de algún borreguito, hasta piezas más grandes o pasajes enteros.
Tal es el caso de una figura del Niño Jesús que dejó el padre de una joven, que tras un accidente pudo haber quedado cuadripléjica, por lo que en sus oraciones al Santo Niño de Atocha recordó al Niño Dios de Villanueva, a quién le pidió por la salud de su hija.
Cuenta la historia que, tras orar al Niño Dios, el hombre vio con curiosidad cuando un menor entró solo a esa área del hospital, para minutos más tarde escuchar el llamado de su hija, quien había vuelto a hablar tras el accidente y estaba lista para entrar a cirugía. Al niño ya nunca más lo volvió a ver.
Después de décadas, aquella joven sigue visitando cada año el nacimiento gigante de la Familia de Lara Rodríguez, ahora acompañada por sus nietos, narró Josefina de Lara Rodríguez, hija de doña Margarita, quien junto con toda su familia se une para la instalación del nacimiento.
El proceso, que inicia un mes antes de los festejos navideños, reúne no solo a los miembros de la familia sino a vecinos y autoridades municipales; todos colaboran para continuar con una de las tradiciones que más visitantes atrae a Villanueva, del país e incluso desde Estados Unidos.
Familias villanovenses se suman a los festejos con la organización de alguno de los días en los que se dividen las posadas, para después regalar bolos y despensas entre los asistentes, a manera de ofrenda para el Niño Dios, en una tradición que nació en el seno del hogar de la Familia de Lara Rodríguez y que ahora forma parte de la comunidad.
“No hay que dejar atrás las posaditas. No hay que dejar atrás los nacimientos. Hay que hacer la lucha por seguir esa tradición y sobre todo infundirle a los niños. A los niños les hace mucha falta. Yo los veo que vienen con aquel entusiasmo, con aquella fe, que yo los he visto hincadossolitos rezando. Desde el momento que están hincados al pie del nacimiento algo están haciendo bien”, dijo doña Margarita.