Zacatecas.- La voz profunda y grave de Lila Downs regresó a la tierra de los caxcanes para cantar versos de denuncia, alegría, amor y de chocolate, en el Festival Cultural Zacatecas (FCZ) 2016.
La cantante de raíces mixtecas fue recibida en una Plaza de Armas llena de un público ávido por escuchar los sonidos tradicionales de México y Latinoamérica.
En punto de las 20:40 horas inició este recital con Una cruz de madera, al ritmo de la música norteña, para el que lució una tejana y dos coletas sostenidas con listones, que completaban su vestimenta siempre versátil pero sin perder los colores y bordados de su tierra: Oaxaca.
“Hermosa Zacatecas, tierra de caxcanes, tierra de la pirámide de La Quemada, venimos a cantarle canciones sobre el chocolate, que es muy nuestro, y de Mesoamérica… gran regalo que le damos al mundo”, dijo Lila al presentar su concierto, que forma parte de la gira Balas y Chocolate, la octava de su carrera.
Con esta pasión por su tierra llegó la melodía Humito de copal, la cual dedicó a los periodistas que se encuentran en la línea de fuego y a “las mujeres que escriben mensajes de viento que mueven montañas”.
Orgullosa de llevar el canto zapoteco a otras tierras, interpretó La Martiniana, que además dedicó a su madre, Anastasia Sánchez, quien se encontraba presente en el escenario.
Zapateados y clavados al piso se vieron en Iguana, para luego seguir con Dulce veneno, un tema de influencias del Cono Sur, del danzón cubano y, por supuesto, del mexicano.
Tu cárcel, canción clásica de Marco Antonio Solís, retumbó en este foro mientras Downs bajaba del escenario para tener mayor acercamiento con sus seguidores, que de inmediato la colmaron de abrazos y regalos.
“Yo tengo fe en mi país, en esta tierra hermosa que me da cariño y me da fuerza. Por eso compusimos estos versos, porque sí creemos que todo amaneció mejor”, dijo, antes de una emotiva intervención de La patria madrina, en la que concluyó proclamando: “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
Vámonos, de José Alfredo Jiménez, y hasta un fragmento de la Marcha Zacatecas también formaron parte de su repertorio, acompañado del virtuoso ensamble de músicos que dirige su esposo, el saxofonista Paul Cohen.
A las 21:50 horas, Lila se despidió y abandonó el entarimado, pero no se hicieron esperar los gritos del público emocionado, que pedía que saliera nuevamente.
La oaxaqueña regresó para cantar otro par de canciones, pero esta vez acompañada de la Compañía Estatal de Danza Folclórica de Zacatecas, dirigida por César Lara, que vistió con su baile la canción Zapata se queda.
La cantante hizo gala de su registro vocal con una majestuosa interpretación de Paloma negra, del compositor freníllense Tomás Méndez, con la cual cerró con broche de oro su concierto.