Guadalajara.- El rechazo a las reglas hace que los indigentes no acudan a los albergues.
“Me obligan a bañarme y yo no quiero”, reconoció Santiago, quien desde hace cinco años vive en las calles.
“Los indigentes se sienten libres en la calle y les gusta estar así, sin aceptar reglas, el llegar al albergue, significa obedecer reglas porque deben desayunar a tal hora o comer a tal hora”, expuso Jorge Ramón López, coordinador del Centro de Atención y Desarrollo Integral para Personas en Situación de Indigencia (CADIPSI)
Los ayuntamientos metropolitanos de Guadalajara, Jalisco, ofrecen a los indigentes refugio para pasar la noche; ahí se les da atención médica, psicológica y se inicia una labor de reconstrucción de redes familiares para regresarlos a sus casas.
Según cifras del CADIPSI, en Guadalajara se tienen monitoreados a 250 indigentes que usan como hogar las bancas o calles de San Juan de Dios, el Parque Morelos y la Antigua Central Camionera, entre otros.
En Zapopan se ha detectado a 31 y ninguno accedió a ir al albergue.
En este municipio los principales puntos de indigencia son afuera de la Basílica, atrás del Mercado Lázaro Cárdenas y los alrededores del Mercado del Mar.
Al caer la noche, empieza el peregrinar de los indigentes para buscar una banca, un cuarto desocupado, un espacio, pero sin reglas.